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Tasas vs. impuestos: ¿cuáles son las principales diferencias?

Es bastante común confundir las tasas con los impuestos que los contribuyentes están llamados a pagar. Claramente, los dos conceptos difieren por muchísimos aspectos, tanto financieros como jurídicos.

En este artículo trataremos de aclarar todas las dudas acerca del tema y explicar de forma transparente qué es lo que distingue las dos áreas semánticas.

¿Cuál es la diferencia entre tasas e impuestos?

Puntos clave

Por lo general, a menudo, los términos impuesto y tasa se utilizan como sinónimos; sin embargo, en el lenguaje jurídico y financiero, estos términos tienen significados específicos y distintos.

Lo primero a tener en cuenta es que el impuesto no está vinculado a una prestación o servicio específicos por parte – por ejemplo – de una entidad estatal. De hecho, para dar un ejemplo, el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) es un impuesto que se paga en función de la capacidad contributiva del contribuyente, sin una relación específica con un servicio específico prestado por el Estado.

En cambio, las tasas se pagan por y para usufruir de un servicio, por lo tanto, suelen ser periódicas.

Otra cuestión es la diferencia está en el tipo de gasto a cubrir, es decir, dependiendo de si el tributo es divisible o indivisible, se puede distinguir entre, respectivamente, tasas e impuestos.

¿Qué son los impuestos?

Para tenerlo más claro, los impuestos están obligados según lo establecido por el Estado u otro ente, sin contraprestación. En cambio, las tasas sólo se pagan si se usa un servicio público.

¿Qué son los impuestos?

El impuesto es un gravamen de carácter pecuniario previsto por la ley que debe ser pagado por el contribuyente como participación en los gastos públicos según un índice de distribución específico representado por la capacidad de pago de cada contribuyente.

Por capacidad para contribuir entendemos la riqueza de un contribuyente determinada sobre la base de hechos que normalmente pueden valorarse económicamente como, por ejemplo, la percepción de una renta o la posesión de activos.

Por lo tanto, el contribuyente debe pagar el impuesto por el solo hecho de que exista un gasto público a dividir entre todos los miembros de una comunidad social estructurada.

Tipos de impuestos

Los impuestos pueden clasificarse en varios aspectos; la principal distinción es la siguiente:

  • Impuestos directos (IRPF), aquellos que afectan predominantemente a la renta y a la propiedad. Son más progresivos, ya que implican un pago más alto por parte de quienes poseen más (tanto en términos de ingresos como de patrimonio). Afectan directamente a la riqueza existente o en el momento en que se produce.
  • Impuestos indirectos (IVA): dado que gravan los servicios y bienes, afectan a todos por igual y no tienen en cuenta los ingresos. En otras palabras, afectan indirectamente a los gastos aplicados, es decir, cuando se gasta o se transfiere.

Otra calificación se aplica entre:

  • Impuestos personales (o subjetivos): dependen de la condición personal y familiar de cada contribuyente, como puede ser el IRPF;
  • Impuestos reales (u objetivos): no tienen que ver con las condiciones personales; son impuestos fijos y obligatorios.

Finalmente, distinguimos también entre:

  • Impuestos periódicos, es decir que se pagan más de una vez;
  • Impuestos instantáneos, que – por supuesto – se pagan una vez por una situación específica.

¿Qué son las tasas?

Una tasa es un gravamen pecuniario previsto por la ley que pesa sobre el contribuyente en relación con el uso o la utilidad de un servicio público o una actividad pública proporcionada por un organismo público.

Normalmente, este servicio lo solicita el contribuyente y de su prestación se deriva un beneficio.

Existe, por tanto, una estrecha relación entre el importe solicitado en concepto de impuesto y el servicio público específico prestado por la organización. De esta conexión impuesto-servicio público deriva que el importe del impuesto nunca puede ser superior al coste del servicio prestado por la organización.

Tipos de tasas

Ahora bien, si las tasas son cantidades de dinero que los contribuyentes pagan al Estado u otro organismo público para el uso de un bien o servicio, utilizado o solicitado por ellos, se puede admitir que están destinadas a financiar una prestación específica.

Entonces, cuando el contribuyente paga una cuota, sabe exactamente lo que recibirá a cambio.

Se pueden generar tasas por las siguientes condiciones:

  • cuando el Gobierno central otorga un servicio a los ciudadanos, se habla de tasas estatales;
  • las tasas autonómicas, en España, se pagan por los servicios que cada región o Comunidad Autónoma eroga. Lo mismo pasa con las tasas locales pedidas por los ayuntamientos;
  • tasa administrativa: aquellas que se pagan por la expedición de un servicio público, por ejemplo el DNI.


ℹ Es interesante destacar que es posible saber exactamente cuáles son las tasas que nos toca pagar, accediendo al portal de la Agencia Tributaria con cl@ve o Certificado Electrónico (a través del siguiente enlace: Agencia Tributaria: Consulta de tasas).


En resumen

Por lo dicho, los impuestos son gravámenes pecuniarios no relacionados con la prestación de un servicio público o la realización de una actividad por parte de un ente, sino exclusivamente destinados a financiar los gastos públicos de una comunidad socialmente organizada.

Por el contrario, las tasas son gravámenes pecuniarios vinculados a la prestación, por parte de un organismo público, de un servicio del que el contribuyente realmente se beneficia o puede beneficiarse.

Para tenerlo definitivamente claro, el pago de los impuestos está obligado por el Estado u otro ente, sin contraprestación, mientras que las tasas sólo se pagan si se usa un servicio público.

Tanto los impuestos como las tasas pertenecen a la categoría más amplia de gravámenes económicos.

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