Las reformas con inquilinos son cada vez más habituales en el mercado del alquiler. Cuando un propietario decide realizar obras en su vivienda mientras está alquilada, surge la duda de cómo afectan estas reformas con inquilinos al derecho del arrendatario y, en especial, cómo se calcula la reducción del alquiler. Conocer la normativa sobre reformas con inquilinos evita conflictos y ayuda a ambas partes a encontrar un equilibrio justo.
Marco legal: el derecho al uso pacífico del inmueble
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) en España establece que el arrendador debe garantizar al arrendatario el uso pacífico de la vivienda. Si por obras realizadas por el propietario este uso se ve limitado de manera significativa (por ejemplo, imposibilidad de utilizar una habitación, pérdida de servicios básicos o molestias graves), el inquilino puede solicitar una rebaja proporcional del alquiler.
Cuándo procede la reducción del alquiler
No todas las reformas implican automáticamente una rebaja. Se tienen en cuenta factores como:
- Duración de las obras: a mayor duración, más justificación para la rebaja.
- Grado de afectación al uso: no es lo mismo reformar una pared exterior que el único baño de la vivienda.
- Servicios básicos afectados: cortes de agua, luz o calefacción son elementos clave.
- Acuerdo previo: lo ideal es pactar por escrito antes de iniciar las obras.
Cómo calcular la reducción de las reformas con inquilinos
La reducción debe ser proporcional al perjuicio que sufra el inquilino. En la práctica se puede calcular de varias maneras:
- Por superficie inutilizable
- Si durante las obras queda inutilizado un 30 % de la vivienda, podría reducirse un 30 % del alquiler mensual mientras dure la obra.
- Por pérdida de servicios
- Si las obras afectan a un servicio esencial (por ejemplo, no se puede usar el baño principal durante 3 semanas), la rebaja puede ser mayor, incluso del 50 % o más, dependiendo del grado de afectación.
- Por acuerdo económico fijo
- Propietario e inquilino pactan una cantidad concreta (por ejemplo, una rebaja de 200 € al mes mientras duren las obras).
En todo caso, la rebaja no es automática: debe existir acuerdo entre las partes o, en última instancia, resolución judicial si no hay consenso.

Reformas con inquilinos urgentes vs. reformas de mejora
No todas las obras tienen la misma naturaleza. Las reformas urgentes (por ejemplo, reparar una fuga de agua) suelen tener prioridad legal y menos margen de negociación, mientras que las reformas de mejora (instalar aire acondicionado, cambiar ventanas, redistribuir espacios) sí pueden requerir compensación más amplia para el inquilino. Diferenciar ambos supuestos ayuda a determinar la reducción justa.
Cómo documentar y comunicar las obras
Una comunicación transparente evita conflictos. El propietario debe avisar con antelación (plazos razonables, al menos 30 días, salvo urgencia), explicar en qué consisten las obras, su duración estimada y cómo afectarán al uso de la vivienda. El inquilino puede responder por escrito aceptando o solicitando ajustes en el alquiler. Este intercambio servirá como prueba en caso de desacuerdo.
Soluciones para minimizar molestias en las reformas con inquilinos
A veces, en lugar de rebajar el alquiler, se pueden ofrecer soluciones complementarias:
- Realojar temporalmente al inquilino en otra vivienda o alojamiento sufragado por el propietario.
- Asumir gastos adicionales derivados de las molestias (lavandería, transporte, etc.).
- Compensaciones posteriores al finalizar las obras (por ejemplo, un mes gratuito de alquiler).
Estas alternativas pueden ser más atractivas para ambas partes y facilitan el consenso.
Consejos prácticos para propietarios e inquilinos
Negociar y formalizar por escrito:
Es recomendable que propietario e inquilino acuerden las condiciones antes de comenzar las obras. Un anexo al contrato que detalle las fechas de inicio y fin, tipo de intervenciones y la rebaja temporal del alquiler, reduce el riesgo de conflictos y da seguridad jurídica a ambas partes.
Evaluar indemnizaciones adicionales:
Cuando las molestias o limitaciones de uso son especialmente graves, además de la rebaja del alquiler, puede contemplarse una compensación económica extra. En casos extremos, el inquilino incluso podría solicitar la rescisión del contrato sin penalización.
Documentar la afectación real:
Conservar pruebas objetivas como fotografías, facturas, comunicaciones, informes técnicos o partes de obra. Facilita acreditar la magnitud del perjuicio y refuerza la posición de ambas partes en caso de disputa.

Cuando se hacen reformas con el inquilino dentro, el equilibrio es clave. El propietario mejora su inmueble y el arrendatario mantiene su derecho a un uso adecuado. La reducción del alquiler debe calcularse de manera proporcional, transparente y acordada, tomando como base el grado de afectación y la duración de las obras.
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