La alteración del sueño, el estrés, la irritabilidad o la disminución de la calidad de vida son solo algunas de las consecuencias que pueden provocar el ruido y la contaminación acústica derivada de trabajos de construcción en viviendas vecinas. Si estás soportando ruidos constantes por obras, no tienes por qué resignarte.
¡No estás indefenso! La legislación ampara a los vecinos afectados por este tipo de molestias y ofrece herramientas para reclamar y proteger tu bienestar.
En este artículo te explicamos cuáles son tus derechos, qué puedes exigir legalmente y cómo actuar ante una situación de ruido excesivo por obras.
F&Q
¿Qué dice la ley?
¿Cuáles son los horarios permitidos para hacer obras?
¿Cómo reclamar y ante quién?
¿Qué obligaciones tiene el propietario que realiza las obras?

¿Qué se considera contaminación acústica en obras?
La contaminación acústica en obras es el ruido que supera los límites legales y molesta o perjudica a quienes viven o trabajan cerca. Incluye sonidos de maquinaria, herramientas eléctricas, martillazos, vibraciones, golpes y cualquier actividad con alto impacto sonoro.
Según la ley, se entiende por contaminación acústica la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones que, debido a su intensidad, duración, frecuencia o persistencia, afecten negativamente la salud, el bienestar o la calidad de vida de las personas. En obras, la contaminación acústica no solo depende del volumen del ruido (medido en decibelios), sino también del horario en que se produce y la frecuencia con la que se repite.
No todos los ruidos producidos por obras se consideran contaminación acústica. La ley y las ordenanzas municipales permiten que las personas generen cierto nivel de ruido dentro de horarios específicos, reconociendo que algunas molestias son inevitables por un tiempo limitado.
Sin embargo, cuando estos ruidos exceden los límites establecidos, se prolongan más allá de horarios permitidos o se realizan sin respetar medidas para mitigarlos, se consideran contaminación acústica y pueden ser objeto de reclamación.
¿El propietario que hace obras debe avisar a los vecinos?
Depende del tipo de obra y del marco legal aplicable, pero en muchos casos sí es recomendable e incluso obligatorio avisar a los vecinos antes de comenzar una reforma, especialmente si esta va a generar ruidos, vibraciones, ocupación de zonas comunes o afectaciones en el edificio.
En primer lugar, la Ley de Propiedad Horizontal establece que cualquier obra que afecte a elementos comunes del edificio (fachadas, tejados, estructura, instalaciones generales, etc.) debe ser aprobada por la comunidad de propietarios. En esos casos, el propietario debe presentar su propuesta en junta y obtener el permiso correspondiente.
➡️ Aunque la obra sea privada, si puede causar molestias, conviene avisar antes al presidente o al administrador de la comunidad. Esto facilita la convivencia y evita conflictos innecesarios.
En las obras mayores, que necesitan licencia urbanística, muchos ayuntamientos exigen colocar un cartel visible. Debe indicar la licencia, la empresa responsable, el plazo previsto y los datos del técnico. Además, algunas ordenanzas obligan a avisar a los vecinos colindantes cuando las obras generen ruido elevado o prolongado.
Aunque esta notificación no siempre es obligatoria por ley, sí es una buena práctica recomendada para prevenir quejas o incluso denuncias ante el Ayuntamiento.
Y, si bien no todas las reformas requieren aviso formal, hay una responsabilidad de actuar con transparencia y respeto. Informar sobre el inicio, duración y horarios de las obras es un gesto de cortesía y ayuda a evitar conflictos legales, manteniendo la buena convivencia en la comunidad.
¿Qué derechos tienen los vecinos según la ley?
Los vecinos afectados por el ruido de obras en edificios residenciales cuentan con una serie de derechos protegidos tanto por leyes nacionales como por normativas autonómicas y municipales. Estos derechos no solo amparan su bienestar, sino también su salud, tranquilidad y el uso pacífico de su vivienda.
Además de la Ley de Propiedad Horizontal, que, como hemos visto, prohíbe actividades molestas, insalubres, nocivas o peligrosas dentro de la comunidad, los vecinos también están protegidos por otras normativas clave, principalmente:
- Ley 37/2003 del Ruido: esta establece un marco general para prevenir, vigilar y corregir la contaminación acústica en España. Los ayuntamientos fijan los límites mediante sus ordenanzas, pero, en la mayoría de casos, se prohíben trabajos ruidosos antes de las 8:00, después de las 21:00 o en festivos, salvo urgencias justificadas.
- Ordenanzas municipales sobre ruidos y obras: cada ayuntamiento regula mediante ordenanzas los horarios permitidos para obras, los niveles máximos de decibelios según el uso del suelo (residencial, mixto, industrial, etc.) y los procedimientos para denunciar molestias. Estas ordenanzas son vinculantes y su incumplimiento puede conllevar sanciones administrativas.
1. Qué son los niveles máximos de decibelios
Los decibelios (dB) miden la intensidad del sonido. Para proteger la salud y la tranquilidad de los vecinos, la ley y las ordenanzas municipales fijan límites máximos de ruido que no se deben superar durante las obras. Superar estos límites puede considerarse contaminación acústica y da derecho a reclamar.
2. Valores típicos según la normativa
Aunque varía según la localidad y el tipo de zona (residencial, comercial o industrial), hay algunos rangos habituales:
- Horas diurnas (aprox. 8:00 a 21:00): entre 50 y 70 dB en zonas residenciales.
- Horas nocturnas (aprox. 21:00 a 8:00): entre 30 y 40 dB.
- Festivos y fines de semana: muchas ordenanzas limitan el ruido al mismo nivel que por la noche o lo prohíben completamente, salvo urgencias.
- 30 dB > susurro
- 50 dB > conversación normal
- 70 dB > taladro o aspiradora
3. Cómo se mide
La policía local o técnicos municipales pueden realizar mediciones con sonómetros certificados si hay una denuncia. Estas mediciones son la base legal para sancionar o exigir que se reduzca el ruido.
4. Recomendaciones para vecinos afectados
- Registrar los horarios y duración del ruido.
- Avisar al administrador o presidente de la comunidad.
- Denunciar si se superan los niveles permitidos.
- Solicitar medición oficial del ruido para respaldar la reclamación.
¿Cómo reclamar si las obras causan molestias?
Como se indicó anteriormente, los vecinos pueden reclamar de distintas formas si una vivienda vecina produce ruidos excesivos o realiza obras fuera del horario permitido.
La primera opción, y muchas veces la más eficaz, es el diálogo. Hablar directamente con el vecino que ha encargado las obras o con la empresa que las ejecuta puede permitir llegar a soluciones amistosas. Entre las resoluciones se puede: ajustar los horarios de trabajo, reducir el uso de maquinaria especialmente ruidosa o acortar el tiempo de ejecución de ciertas tareas.
Si esta vía no da resultados, el siguiente paso es acudir al Ayuntamiento. Los vecinos denuncian el incumplimiento de la normativa acústica o los trabajos fuera del horario permitido. También pueden pedir que la policía local o técnicos municipales midan el nivel de ruido.
Si se comprueba que se están superando los límites legales, las autoridades pueden imponer sanciones administrativas o exigir la paralización temporal de las obras.
Cuando las molestias afectan a varios residentes, también puede intervenir la comunidad de vecinos. A través del presidente o del administrador, se puede enviar un requerimiento formal al propietario para que cese la actividad molesta, y si no se atiende, iniciar una acción de cesación según lo previsto en la Ley de Propiedad Horizontal.
Finalmente, si ninguna de estas vías funciona y los perjuicios son graves, el vecino afectado puede acudir a la vía judicial. En estos casos, se puede interponer una demanda para reclamar daños y perjuicios, e incluso solicitar una indemnización si se demuestra que el ruido ha causado daños en la salud (como insomnio, ansiedad, etc.) o en la propiedad (grietas, vibraciones). Para ello será fundamental contar con pruebas, como informes médicos, mediciones acústicas con sonómetro, testigos u otras evidencias objetivas que respalden la reclamación. Aunque este proceso puede ser más largo, es una herramienta eficaz para proteger legalmente el derecho al descanso y a la convivencia pacífica en el hogar.
Casos reales y jurisprudencia
Existen numerosos precedentes en los tribunales españoles que refuerzan los derechos de los vecinos frente al ruido excesivo. En algunas sentencias, los jueces han impuesto multas a propietarios por realizar obras fuera del horario permitido o por generar niveles de ruido superiores a los legalmente aceptados.
Los tribunales también han reconocido el derecho a recibir indemnización por daños morales o afectaciones a la salud causadas por la exposición prolongada al ruido de las obras.
Asimismo, hay ejemplos de comunidades de vecinos que, actuando de forma conjunta, han logrado paralizar obras molestas o han obtenido resoluciones judiciales que obligan a tomar medidas correctivas.
Estos casos demuestran que reclamar tiene resultados, y que el marco legal está diseñado para proteger la calidad de vida en entornos residenciales.

¿Cómo se puede prevenir el problema?
La mejor manera de evitar conflictos por ruidos en obras es actuar con previsión y responsabilidad desde el inicio del proyecto. Informar previamente al vecindario sobre el tipo de trabajos que se van a realizar, su duración estimada y los horarios de ejecución ayuda a generar comprensión y evita malentendidos.
Además, siempre que sea posible, se deben concentrar las tareas más ruidosas dentro de los horarios legalmente permitidos, especialmente evitando primeras horas de la mañana, festivos o fines de semana. El uso de maquinaria más moderna, silenciosa o menos invasiva también puede marcar una gran diferencia. En obras de cierta envergadura, instalar barreras o pantallas acústicas temporales puede minimizar la propagación del ruido hacia viviendas colindantes.
Finalmente, es fundamental mantener una buena coordinación con la comunidad de propietarios, sobre todo si los trabajos afectan a elementos comunes o se prolongan más de lo previsto. La prevención no solo mejora la convivencia, sino que puede evitar denuncias y sanciones.
Conclusión
La contaminación acústica en obras es todo ruido o vibración generado en actividades de construcción que supera los niveles legales permitidos y que causa molestias o daños a los vecinos, afectando su salud, descanso o calidad de vida.
La legislación española reconoce el derecho de los ciudadanos a vivir en un entorno libre de ruidos que afecten su salud y calidad de vida, y las ordenanzas municipales establecen límites específicos de ruido según la zona y el horario. Aunque no todas las reformas requieren aviso formal, es recomendable que los propietarios informen a la comunidad sobre el inicio, la duración y los horarios de las obras, ya que esto fomenta la convivencia y permite a los vecinos tomar precauciones.
Si las obras generan ruidos excesivos o se realizan fuera del horario permitido, los vecinos tienen derecho a presentar una denuncia, documentando las molestias y, si es necesario, solicitando una medición del ruido por parte de la policía local o técnicos municipales. Además, el propietario que realiza las obras es responsable de los daños que puedan causar a los vecinos, incluyendo perjuicios en la salud o daños morales, por los cuales los tribunales han reconocido el derecho a ser indemnizados.
Antes de recurrir a vías legales, es recomendable intentar resolver el conflicto mediante el diálogo y la mediación, ya que una comunicación abierta puede evitar tensiones y encontrar soluciones satisfactorias para ambas partes.
La clave está en estar bien informado, conocer la normativa local y actuar con firmeza cuando las molestias sobrepasan los límites. ¡Protege tu calidad de vida!
ÚLTIMAS PUBLICACIONES
Impago del alquiler: ¿qué hacer si el inquilino no paga? – Guía práctica para propietarios en España (y Madrid)
Olvídate del miedo a okupas o impagos – Estrategias efectivas para proteger tu propiedad