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Errores comunes al gestionar un siniestro y cómo evitarlos

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Gestionar un siniestro puede ser una situación estresante y complicada si no se sabe cómo actuar correctamente. Muchas personas cometen errores que pueden retrasar la resolución, reducir la indemnización o incluso provocar el rechazo de la reclamación.

En este artículo te contamos cuáles son los errores más frecuentes al gestionar un siniestro y cómo evitarlos para que el proceso sea más ágil y exitoso.



Evita estos errores comunes al gestionar tu siniestro

Gestionar un siniestro puede ser un proceso complicado si no se actúa con cuidado y conocimiento. Muchas personas, sin querer, cometen errores que dificultan la resolución, retrasan la indemnización o incluso ponen en riesgo sus derechos.

Para ayudarte a evitar estas situaciones, te presentamos los errores más frecuentes al gestionar un siniestro y cómo puedes prevenirlos.

1. No informar del siniestro a tiempo

Uno de los errores más comunes y graves es no informar a la aseguradora dentro del plazo estipulado en la póliza. Cada contrato de seguro establece un límite de tiempo para comunicar un siniestro — puede ser desde 24 horas hasta varios días. Cuando el asegurado no cumple con este requisito, la compañía puede considerar que se ha incumplido el contrato y, en consecuencia, negarse a cubrir los daños.

Además, una notificación tardía dificulta la investigación y evaluación adecuada del incidente, porque la aseguradora no puede actuar rápidamente para recabar pruebas o gestionar reparaciones. Esto puede poner en riesgo la indemnización y, en algunos casos, anular la cobertura.

Normativa aplicable: la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro, establece que el asegurado debe comunicar el siniestro «tan pronto como sea posible» y, en todo caso, dentro del plazo estipulado en el contrato.

Consejo práctico: revisa siempre tu póliza para saber cuál es el plazo exacto para reportar un siniestro y, ante cualquier incidente, no esperes ni un minuto para notificarlo. Utiliza los canales oficiales de tu aseguradora (teléfono, app, web) y conserva comprobantes de la comunicación. Informar rápidamente garantiza que la aseguradora pueda iniciar el proceso de evaluación, agilizando la resolución y evitando problemas posteriores.


2. No recopilar pruebas suficientes

La falta de pruebas claras y completas es otro error común que puede complicar la valoración del siniestro. La documentación visual (fotos, vídeos) del daño y del lugar, así como informes de testigos o partes amistosos, son fundamentales para demostrar qué ocurrió, quién tiene responsabilidad y la magnitud del daño.

Sin estos elementos, la aseguradora puede cuestionar la veracidad del siniestro o su gravedad, reduciendo la indemnización o retrasando la gestión. Además, en casos de siniestros complejos, un informe pericial externo o policial puede marcar la diferencia.

Consejo práctico: en cuanto ocurra el siniestro, toma fotografías detalladas desde varios ángulos, graba vídeos si es posible y recoge testimonios de testigos presenciales. Solicita un parte amistoso o acta de accidente cuando aplique (por ejemplo, en accidentes de tráfico). Conserva todos estos documentos y envíalos a la aseguradora junto con la reclamación. Si dudas sobre la documentación, considera contratar un perito independiente que certifique los daños.


3. Firmar documentos sin leerlos

¡Nunca firmes nada sin leer detenidamente el contenido! Si el lenguaje legal te resulta complicado, pide que te lo expliquen o consulta con un abogado o asesor especializado en seguros. Recuerda que tienes derecho a pedir tiempo para revisar los documentos y a negociar términos si consideras que son injustos o insuficientes. Guardar una copia firmada y firmar solo cuando estés seguro protege tus derechos.


4. No comunicar cambios relevantes

La falta de comunicación de cambios importantes, como cambio de domicilio, situación laboral o modificaciones en el bien asegurado (como reformas en la vivienda o modificaciones en el vehículo), puede invalidar la póliza o afectar la cobertura en caso de siniestro. Las aseguradoras requieren tener datos actualizados para evaluar riesgos correctamente y aplicar las condiciones correspondientes. Ocultar o retrasar esta información puede ser considerado un incumplimiento contractual.

Consejo práctico: informa siempre a tu aseguradora de cualquier cambio relevante en tus datos personales o en las condiciones del bien asegurado. Hazlo por escrito y conserva copia de la comunicación. Esto no solo mantiene tu póliza vigente, sino que evita sorpresas desagradables en caso de siniestro, asegurando que la cobertura y las condiciones sigan siendo válidas.


5. No conservar copias de la documentación

Otro error que puede complicar la resolución de un siniestro es no guardar copias de los documentos importantes. Sin registros claros, es difícil probar qué se ha enviado, cuándo y bajo qué condiciones, lo que puede originar malentendidos o disputas con la aseguradora. Además, la pérdida de documentación puede retrasar trámites o impedir que puedas apelar decisiones desfavorables.

Consejo práctico: mantén un archivo físico o digital con copias de todos los documentos relacionados con el siniestro: notificaciones, respuestas de la aseguradora, partes, facturas, correos electrónicos y cualquier otro papel importante. Usa formatos digitales para facilitar el acceso y haz backups periódicos. Esta organización te permitirá hacer seguimiento eficiente y contar con respaldo ante cualquier reclamación o consulta futura.



6. Intentar reparar daños antes de la autorización

Muchos asegurados cometen el error de reparar daños por su cuenta antes de que la aseguradora haya revisado el siniestro y autorizado las reparaciones. Esto puede causar problemas porque la compañía puede negar la cobertura o reducir la indemnización al no poder verificar la magnitud real del daño o sospechar de fraudes. Además, sin autorización previa, no se respetan los procedimientos que el seguro exige para validar y gestionar reparaciones.

Consejo práctico: antes de realizar cualquier reparación o contratar servicios, contacta con tu aseguradora para solicitar autorización formal. En algunos casos, la aseguradora enviará un perito para evaluar el daño antes de aprobar los trabajos. Seguir este proceso evita conflictos y garantiza que las reparaciones sean cubiertas conforme a la póliza.


7. No revisar la oferta de indemnización

Aceptar la primera oferta de indemnización sin analizarla puede significar recibir menos dinero del que realmente corresponde. La valoración inicial suele basarse en informes preliminares o estimaciones que pueden no cubrir todos los daños, gastos adicionales o pérdidas indirectas. También, la aseguradora puede aprovechar la falta de conocimiento del asegurado para ofrecer una compensación mínima.

Consejo práctico: revisa detalladamente la propuesta de indemnización y compara con presupuestos, facturas o informes técnicos. Si consideras que la oferta es insuficiente, solicita una segunda valoración o asesoría profesional, como la de un perito independiente o un abogado especializado en seguros. Nunca firmes un acuerdo sin estar seguro de que cubre todos tus daños y perjuicios.


8. Desconocer los plazos legales y contractuales

Cada póliza y tipo de siniestro tiene plazos específicos para reclamar, apelar o presentar documentos. Ignorar estos tiempos puede provocar que pierdas derechos importantes. Conocer y respetar los plazos establecidos en la Ley del Contrato de Seguro es fundamental para garantizar que tus derechos como asegurado sean protegidos. Actuar con diligencia y mantener una comunicación constante con tu aseguradora puede facilitar la resolución de cualquier siniestro de manera eficiente y justa.

Normativa aplicable: la Ley 50/1980 establece que el asegurado debe notificar el siniestro a la aseguradora «tan pronto como sea posible». Aunque la ley no especifica un plazo exacto, es común que las pólizas de seguro establezcan un plazo máximo para la notificación, que suele ser de 7 días desde que el asegurado tiene conocimiento del siniestro. Este plazo puede variar según las condiciones particulares de cada contrato.

⚠️ Una vez notificado el siniestro, según el artículo 20, 3.º, de la Ley del Contrato de Seguro, si no se paga la indemnización dentro de los 40 días siguientes a la notificación del siniestro, se considera que incurre en mora. A partir de ese momento, el asegurado tiene derecho a reclamar intereses por demora.

Si transcurren más de 40 días desde la notificación sin recibir respuesta o indemnización, contacta con tu aseguradora para solicitar información sobre el estado de tu reclamación.

Consejo práctico: revisa tu póliza para conocer el plazo exacto de notificación y comunícate con tu aseguradora inmediatamente después de un siniestro para evitar posibles problemas.


¿Y si tu aseguradora no cumple con sus obligaciones? – Siniestros.org lo hace por ti

En esos casos, contar con el respaldo de siniestros.org puede ser decisivo. Esta plataforma especializada se encarga de defender tus derechos frente a la aseguradora, gestionando reclamaciones, negociando indemnizaciones justas y ofreciendo asesoría legal experta.

Así, si la compañía no cumple con lo pactado, no tendrás que enfrentarte solo a un proceso complicado: siniestros.org actúa por ti para conseguir la solución que mereces.

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Conclusión

Gestionar un siniestro de manera correcta es fundamental para asegurar una indemnización justa y evitar complicaciones legales o administrativas que puedan retrasar o incluso impedir la cobertura. Errores comunes como no notificar el siniestro a tiempo, no recopilar pruebas suficientes o firmar documentos sin leer pueden afectar gravemente el resultado final de tu reclamación, reduciendo la cuantía de la indemnización o incluso provocando la pérdida total del derecho a recibirla.

Desconocer los plazos legales y contractuales es uno de los errores más peligrosos. La Ley 50/1980, de Contrato de Seguro, establece límites claros para la notificación, la resolución y la reclamación judicial, y no respetarlos puede llevar a consecuencias irreversibles. Por eso, mantener una comunicación fluida con la aseguradora, conocer bien las condiciones de tu póliza y actuar con diligencia es clave para proteger tus derechos.

Contar con el apoyo y asesoramiento de plataformas especializadas como siniestros.org puede marcar una gran diferencia. Estos servicios ofrecen asesoría profesional, acompañamiento personalizado y defensa legal en caso de conflictos con las compañías de seguros, ayudándote a interpretar la normativa vigente, evaluar ofertas de indemnización y gestionar reclamaciones de manera eficaz y transparente. Así, podrás afrontar tu siniestro con la tranquilidad de estar respaldado por expertos que luchan por tus derechos.

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