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El desafío de la transición energética

La CMNUCC ha publicado esta semana un informe en el que advierte de las consecuencias si no actuamos con la suficiente rapidez. El documento implica que, incluso con todos nuestros esfuerzos, todavía no hay garantía de éxito en lo que respecta a mantener las temperaturas globales por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, lo que podría conducir a cambios irreversibles en los ecosistemas de la Tierra, así como a graves tensiones sociales, como conflictos armados o el aumento del hambre entre los seres humanos, debido en gran medida a los impactos del cambio climático, como los fenómenos meteorológicos extremos ahora comunes en toda Asia. Los países del Pacífico ya se enfrentaron a pérdidas devastadoras el año pasado durante los desastres naturales, incluidos los brotes pandémicos alimentados en parte por las supertormentas.

Con el reciente documento que da a conocer los efectos del cambio climático, el Secretario General de la ONU, António Guterres, aboga por inversiones masivas y sensatas en energías renovables. «La ciencia es clara: garantizarán una vida más sana y segura», dijo en declaraciones recogidas por EFE; ¡esta clave nos dice que aún hay esperanza para nuestro planeta!

Cada vez son más los expertos que apuntan a una solución: optar por alternativas renovables como la energía solar, la eólica o los biocombustibles. Esto se está notando en los mercados de todo el mundo y las instituciones lo tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre dónde invertir su dinero. La necesidad de un cambio es cada vez más evidente, no sólo por razones medioambientales, sino también por la creciente dependencia de Rusia de los recursos naturales de otros países, lo que podría impedir su crecimiento económico si no ocurre algo drástico pronto.

Parece que la energía solar es cada vez más popular, y Ucrania es un actor clave en esta tendencia. El informe anual de la empresa noruega Statkraft sobre escenarios de bajas emisiones afirma que «a partir de 2020, Europa tendrá un exceso de capacidad de paneles fotovoltaicos (FV)». Esto significa que a lo largo de 2030 podríamos ver niveles superiores a los previstos.

Es por eso, que las autoridades europeas y nacionales se esfuerzan por promover estas energías con nuevos paquetes de ayudas, al tiempo que buscan eliminar los obstáculos administrativos.

La Unión Europea ha anunciado que invertirá 500 millones de euros para dar un impulso y ayudar a la transición hacia fuentes de energía más limpias. También ha prometido nuevas instalaciones, acelerar los proyectos de energías renovables y aumentar el apoyo a las capacidades industriales implicadas, al tiempo que aumenta su asignación en 1TWh al año. Todo esto se hace a través de dos programas diferentes: uno llamado PERTE, que proporciona financiación a las tecnologías más avanzadas, como los tejados solares o los autobuses de hidrógeno; otro llamado DECCAB, en el que el dinero se destina a reducir las emisiones de carbono de la industria.

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