Lamentablemente, el «Vivieron felices para siempre» en la vida real a veces falla y es muy probable que, frente a un divorcio, una pareja se pelee sobre quién tenga que pagar los gastos de la vivienda compartida, desde los suministros hasta la hipoteca.
En el caso de los divorcios no consensuados, es decir, sin mutuo acuerdo, las operaciones quedan en mano de los tribunales, con lo cual, es importante entender previamente cómo actuar.
¿Qué ocurre en un divorcio con vivienda compartida?
Entre las batallas judiciales más comunes, casi siempre se desprende la titularidad de la vivienda que fue compartida en su momento.
A continuación hemos destacado los puntos pricipales para gestionar una propiedad compartida en un divorcio, según lo establecido por el Tribunal Supremo (TS) en Sentencia Civil 399/2018, 27 de junio.
Elementos a tener en cuenta
En esta sección hemos destacado qué suele generar discordia entre ex-cónyuges que emprenden una batalla legal para la división de los bienes.
Sin embargo, antes de analizar lo siguiente, es importante destacar que todo depende del convenio regulador de divorcio, o sea, el documento legal en el que se establecen y redactan las reglas y medidas vigentes en el proceso de separación.
Régimen de la sociedad matrimonial
Entre los elementos a tener en cuenta para establecer a quién pertenecen las propiedades, se destaca el tipo de régimen de la sociedad matrimonial, que puede ser sociedad de gananciales o privativa.
Con respecto al primer caso, es probable que los bienes se alquilaron durante el matrimonio, por ende, pertenecen a los dos cónyuges. En cambio, en el régimen privativo, la titularidad es de uno de los dos.
En otras palabras, el primer paso para separar las pertenencias, es investigar el estado civil de la pareja en el momento de comprar la vivienda o de adquirir el título (sea por herencia o donación).
Ahora bien, el régimen de condominio se da cuando un bien pertenece a varias personas en partes determinadas, con lo cual, a la hora de separar los bienes, cada propiedad se encuentra perfectamente dividida en porcentajes, sin ninguna duda.
En cambio, cuando se procede a la liquidación de una sociedad matrimonial de gananciales, cada cónyuge se adjudica el 50 % de la propiedad, por ende, es el juez quien decida el uso de la misma. Sucesivamente, el derecho de uso de la vivienda se inscribirá en el Registro de la Propiedad.
Gastos de la comunidad de propietarios, IBI y gastos de suministro
Parecería obvio creer que el cónyuge a quien se le adjudique el uso de la vivienda sea el que pague todos los gastos, pero no es cierto.
De hecho, según establecido por el TS, es el juez quien toma la decisión, con lo cual, si en el convenio regulador del divorcio no se establece la titularidad de los gastos, estos serán divididos equamente entre los dos sujetos, aunque uno ya no viva en dicha propiedad.
Finalmente, resulta evidente que los gastos de suministro (luz, gas, agua, teléfono) corresponden al cónyuge usuario de la vivienda.
Titularidad de la hipoteca
Por lo general, la hipoteca de la vivienda se abonará al igual que antes de la separación, dependiendo de si el préstamo fue suscrito por igual o por uno solo según el régimen privativo.
De todas formas, se puede llegar a un acuerdo mutuo en el que se establece que una de las dos partes cede su titularidad tanto de la propiedad como de la hipoteca, siempre y cuando la entidad bancaria acepte la oferta.
Lo primero a tener en cuenta es que, durante la separación de los bienes y, en este caso, también de la hipoteca, es el banco el que tiene que aceptar la operación.
Si el banco no acepta quitar uno de los dos titulares, se pierde la propiedad, con lo cual, se emitirá una nueva hipoteca con un solo titular.
Básicamente, uno de los dos adquiere la casa y la hipoteca y el otro está de acuerdo en cederlas.
Pues, sustancialmente, cuando no se llega a un acuerdo con respecto a la titularidad de la propiedad, esto no afectará a la hipoteca, cuya validez seguirá siendo efectiva.
¿El seguro de hogar nos protege en caso de divorcio?
Cabe destacar que existen seguros para divorcios, pero suelen ser bastante caros. En cambio, es posible elegir algunas opciones «extra» en los comunes seguros, tanto de vida como de hogar, que se harían cargo de algunas situaciones incomodas durante un divorcio.
De hecho, en un divorcio contencioso, el seguro de hogar te puede proporcionar una ayuda necesaria para solucionar todos los problemas relativos a las propiedades, como – por ejemplo – la cobertura por defensa jurídica.
Defensa jurídica
A través de la defensa jurídica, a la hora de generar gastos procesales, la aseguradora se hará cargo de los costes de asesoramiento y procedimientos jurídicos, reclamaciones en nombre del asegurado, defensa, redacción y supervisión de textos legales, indemnizaciones por los daños ocasionados.
Evidentemente, esta cobertura resulta extremadamente interesante en los casos de divorcio, puesto que puede solucionar las controversias que se generan a la hora de separar las propiedades o, simplemente, hacer frente a los gastos de una vivienda con propiedad compartida.
Resumen
El divorcio de una pareja no solo representa el final de un amor, sino que conlleva la llegada de muchos problemas legales y bastante dudas sobre la titularidad de los bienes y el pago de los gastos.
Claramente, para enfrentarse a la situación, estar informado y protegido es lo ideal. En este sentido, es importante tener claro que los seguros de hogar ofrecen una protección completa que prevé muchísimos elementos opcionales a elegir para quedarse tranquilos frente a un divorcio.
En vía conclusiva, es importante entender que cada caso es independiente de los demás divorcios y, aunque exista una normativa más o menos fija, siempre dependerá de la decisión del juzgado.