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Contrato de alquiler temporal

Un contrato de alquiler temporal es un acuerdo que prevé un mínimo de 32 días de estancia. Por lo general, este tipo de contrato representa el 10 % de toda la oferta inmobiliaria en España. Sin embargo, tras la última actualización de la Ley de Viviendas, ha llamado la atención de muchos caseros que quieren evitar las limitaciones de los precios en las zonas «tensionadas».

El nuevo truco de los caseros es alquilar los pisos con un contrato temporal

¿Qué es un contrato de alquiler temporal?

Un contrato de alquiler temporal, o también llamado alquiler de temporada, es un acuerdo entres caseros e inquilinos que prevé, como ya hemos adelantado, un plazo mínimo de duración de 32 días. Todos los contratos de duración inferior se refieren a alquileres turísticos, con un fin vacacional, que – además – no están regulados por la LAU y siguen diferentes normativas.

Concretamente, en lugar de alquilar viviendas con contratos a largo plazo, que estarían sujetas a las actualizaciones 2023 de Ley de Arrendamientos Urbanos, los propietarios están optando por contratos temporales, puesto que, en estos, no se establecen limitaciones de la renta.

La consecuencia, básicamente, es que, solo en el último año, el tipo de contrato de alquiler temporal se ha disparado de un 40 % y el de larga estancia ha bajado de un 12 %.

¿Cuántos tipos de alquileres temporales existen?

Cada contrato de alquiler cuenta con normas diferentes, dependiendo del plazo de duración y de los requisitos. En la categoría del contrato de alquiler temporal se pueden destacar tres tipos:

  • Contrato de alquiler de 6 meses por motivos laborales;
  • Contrato de 2 meses por reformas en el propio domicilio;
  • Contrato de 9 meses por movilidad académica.

Condiciones

Por supuesto, al igual que en los acuerdos habituales, un contrato de alquiler temporal no deja de ser un pacto entre propietarios e inquilinos, con lo cual, está sujeto a reglas y condiciones.

  • Duración temporal entre 32 días y 11 meses;
  • Es necesario especificar las razones de la estancia: estudio, traslado temporal por motivos de trabajo, vacaciones largas, mudanza por enfermedad, etc.;
  • En el contrato de alquiler temporal deben de estar establecidas claramente las circunstancias: el plazo, el domicilio habitual del inquilino y, por ende, su dirección de empadronamiento;
  • La fianza a abonar está especificada en la LAU y debe ser de dos meses.

Se define alquileres temporales […]los arrendamientos de fincas urbanas celebrados por temporadas, para una actividad industrial, comercial, artesanal, profesional, recreativa, asistencial, cultural o docente, cualquiera que sean las personas que los celebren”, artículo 3 de la Ley de Arrendamientos Urbanos.

Pros y contras

Las ventajas de un contrato de alquiler temporal son muchas, tanto para los inquilinos como para los propietarios. No obstante, entre otras, su carácter más rentable, pero sin los inconvenientes de los alquileres habituales, es lo que lo hace atractivo – sobre todo – desde el punto de vista de los dueños.

Pros para los dueños:

  • Disponibilidad constante de la vivienda: al prever períodos reducidos de alquiler, los dueños pueden elegir cuando dejarla libre, cuando disponer de ella y cuando disfrutar su rentabilidad;
  • Las rentas resultan ser mucho más elevadas que las de un alquiler habitual. El propietario tiene la libertad de elegir el precio y adaptarlo al mercado, a la demanda y a la inflación;
  • Precios más flexibles: al tratarse de contratos temporales, los inquilinos están dispuestos a pagar más. Además, es más fácil cambiar las condiciones y la renta;
  • Los dueños pueden pasar por alto las limitaciones de la LAU que les obligarían a actualizar el precio de la vivienda hasta solo el 2 % de la renta anual.

Contras para los dueños:

  • Gestión continua de la vivienda: hay que adecuarla frecuentemente a nuevas personas con exigencias diferentes;
  • Requisitos de entrada más estrictos: es necesario encontrar inquilinos que puedan demostrar las condiciones de temporalidad; es decir, ¡no puede entrar cualquiera!;
  • Los ingresos económicos no son fijos y no se puede plantear la misma situación financiera a largo plazo.

Pros para los inquilinos

  • Más flexibilidad para entrar y salir de la vivienda;
  • Mayor atención de los caseros;
  • Mayor y más constante oferta;
  • Menos obligaciones: al tener que quedarse durante un tiempo limitado, un individuo que tenga problemas con un contrato, puede mudarse dentro de un plazo escaso, sin tener que cumplir con sus obligaciones a lo largo de un año, como ocurre habitualmente.

Contras para los inquilinos

  • Inconstantes cambios de precio (es probable que las subidas de las rentas sean bastante frecuentes);
  • Mayores exigencias en los contratos: es decir, el inquilino siempre tiene que justificar el motivo de su estancia;
  • No está previsto el empadronamiento, por ende, este tipo de contrato no está hecho para quienes quieran residir habitualmente en un piso;
  • Ninguna normativa de protección, debido a la oportunidad para los dueños de no estar sujetos a la LAU.

En otros términos, la mayoría de las ventajas para los dueños resultan ser desventajas para los inquilinos y viceversa.

Resumen y recomendaciones

Efectivamente, si, por un lado, están la constante oferta y disponibilidad de las viviendas, la posibilidad de no quedarse por mucho tiempo en el mismo piso y la mayor atenciones a las exigencias del inquilino por parte del dueño; por el otro, es muy probable que, al ajustarse a la inflación, las rentas suban de precio. Por supuesto, este último hecho nunca beneficiará al inquilino, cuyos intereses no están protegidos por la ley.

Además, para evitar fraudes y ser valido, un contrato de alquiler temporal debe de cumplir con las condiciones que hemos destacado en el artículo. Por lo tanto, los inquilinos en búsqueda de un piso por temporadas tienen que justificar la finalidad de la estancia y no pueden aceptar quedarse por un período superior a los 11 meses.

Es evidente, en conclusión, que los caseros han encontrado la manera para evitar los efectos de la LAU, por ende, es importante siempre dejar por escrito los derechos y las obligaciones de cada parte.

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